lunes, 22 de julio de 2013

Señor Presidente

Señor Rajoy,
Hay una costumbre muy nuestra, que es la de la sobremesa. Tenemos querencia por dejar pasar el tiempo cuando estamos a gusto, en verano, en una terraza, después de una buena comida. Será cosa del clima, del carácter, vaya usted a saber. El caso es que, café en mano, o copa, o carajillo y puro (tengo entendido que usted los fuma, aunque a mí me marean un poco), mostramos predisposición optimista, nos hacemos más expansivos, nos relajamos y nos vienen ganas de explicarnos (cosa muy nuestra, también, la de dar lecciones y consejos a quien no los necesita o, en todo caso, no los pide). Así que se me ha ocurrido invitarle a un café (no se apure, lo pago yo, que no es cuestión de poner en un compromiso a un agente de su equipo de seguridad) ¿Qué me dice? ¿Se apunta? Un café sin malas intenciones, ni veneno, ni curare, le doy mi palabra (otra virtud que vamos perdiendo, la de cumplirla). Ya ve usted que no tiene nada que temer, soy un don nadie, no puedo ponerle en ningún aprieto. Me pueden registrar sus hombres y verá que no llevo grabadora ni móvil traicionero. Nada de sms ni wsp, vuelvo a darle mi palabra de don nadie cumplidor.
Le pongo, eso sí, un par de condiciones (oiga, que esto me va a costar mis buenos cinco euros, porque no voy a llevarlo a la tasca de mi pueblo, si no a un sitio chulo, ya verá: una terracita de lujo en un hotel de lo más "in" con vistas a la ciudad, que sé que le gustan las alturas); como le digo, un par de condiciones de nada: deje atrás a su equipo de aduladores profesionales, ya sabe, esos y esas que siempre salen detrás de usted asintiendo a todo lo que dice con cara de estar escuchando al Dalai Lama; entre usted y yo, señor Rajoy, me dan asco los pelotas. Entiendo que los palmea-hombros son parte del cargo, pero no los va a necesitar por un Rato.
La otra condición que le pongo es un poco más difícil, pero ponga usted buena voluntad (hay que acercarse al pueblo, y aunque de ciudad, yo soy más pueblo que una amapola): nada de corifeos, esos periodistas (que lo serán, oiga, pero parecen alumnos caricaturizados de Monseñor Rouco, les gusta demasiado el palio) que apalabran pregunta y respuesta, los que le defienden en los debates televisivos con argumentos goyescos, que, sinceramente, hacen enrojecer de vergüenza hasta a quien no la tiene. (Con defensores así, señor Rajoy, ¿para qué quiere usted los opuestos?)
Nada, usted y yo, y esta tarde de verano. Pelillos a la mar.
Lo primero que me gustaría preguntarle es qué se siente cuando la Política se convierte en un vertedero de vanas excusas. Quiero decir, usted ha incumplido todo su programa, todo, todo, todo, y lo ha justificado echándole la culpa a los de antes, a la coyuntura, al Diluvio y a los judíos que mataron a Cristo, nuestro Señor. Debe ser duro ¿verdad? Porque digo yo, ¿su equipo de profesionales, asesores, gafapastas y sesudos, no sabía lo que se iba a encontrar? Entonces son todos, y perdone, que no quiero joderle el café ni el puro, una colla de inútiles e incompetentes, y eso, en Democracia, es peor que ser mentiroso. ¿Usted prefiere que le insulten como embustero o como inútil? (no le toco la Corrupción que esa es muy privada, eso lo dejamos para un par de gin tonics) Pues eso, no es lo mismo.
Digo yo que debe ser difícil pasarse la vida (usted ya pasa de los 50, y esa edad empieza a ser la de mirar atrás) fingiendo, en confabulaciones, conspiraciones, traiciones...para llegar al Poder.
Oiga, usted que ya ha pasado por todo, hasta por el ministerio del Interior como su antitético del PSOE, ¿qué es eso del Poder?. Porque usted debe ser listo (no digo ya inteligente) si ha llegado a la cúspide cosido a puñaladas pero con vida, y estará de acuerdo conmigo en que si esto fuera una democracia real (no se ría, hombre, que se le ven los dientes) usted solo sería el "primus inter pares" el primero entre los iguales (oséa los demás, y yo con ellos) Pero a usted eso del pueblo y los iguales le da grima o risa floja (usted no fuma marihuana, claro), se lo noto. Eso de que el Poder es una cesión de voluntad popular y no un derecho heredado del Despotismo Ilustrado le suena mal, se siente como cuando su asesor de imagen tiene que pedirle dinero b a Bárcenas para comprarse un chaleco que le venga más holgado (pídale consejo a su amigo Matas, que sabe un rato de sastres, y antes tenían buen rollo; claro, que en política los amigos son como las calcomanías, cuando llega el sol se derriten). Es decir, usted se cree que los votos son aquiescencias, no préstamos. Vale, me dirá, como todos los demás. Vale, le diré, como todos los demás.
Pero es que tampoco el Poder es suyo (aunque nos lo usurpe); el verdadero poder pertenece a esos que les guardan la silla de asesores para cuando salgan con los deberes hechos, los mismos con los que se reúne en público y en privado, los que le dan regañinas, porque hay demasiado vago pidiendo salario. Ya sabe, esos que cuentan euros por millones y que lo único que saben de las cárceles es que allí van los demás.
Debe ser duro para alguien como usted que día sí, y otro también, le manejen como una marioneta (no hago el chiste fácil con el nombre, no se inquiete). Porque usted, tiene, imagino, dignidad. Y la opinión de los suyos le importará, ¿o ellos también han caído en el influjo de la auto justificación?
Me gustaría que me contase qué País imagina, qué quiere de nosotros, si, como Luther King  You have a dream, si alguna vez a soñado ser un líder de verdad....Tantas cosas me gustaría preguntarle... Pero el camarero me mira con ojo de mini job alemán y no quiero abusar de su paciencia.
Si no ha quedado harto, el próximo lunes nos tomamos otro, y seguimos charlando, que es usted un tío muy majo cuando no se pone en plan gallego. Pero, sinceramente, debería usted hablar en el Parlamento, no para que esos pelotas suyos le aplaudan, sino para explicarse, y después, con una verónica torera, de esas que le gustan, anunciar su dimisión.
Entonces sí, don Mariano. Entonces, la próxima vez que nos veamos, le llamaré Señor Presidente.

2 comentarios:

  1. És un somni massa improbable... una dimissió!! Ha d'haver molta dignitat per fer-ho, però si ho aconsegueixes, el proper café el pagaré jo!!
    Una abraçada des del sud

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  2. Genial ese café, aunque le hubieras podido apretar un poco más. Supongo que en los siguientes cafés lo podrías hacer.

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