domingo, 18 de noviembre de 2012

Soy yo

Que no puedo ser lo que no soy me lo va enseñando el tiempo.
Que no debo ser lo que no quiero ser, lo voy aprendiendo yo.
A veces me dejo vencer por los enemigos de siempre, los que nunca se rinden por completo, aunque se retiren del campo de batalla: el miedo, la autocensura, la tristeza y la incomprensión. Esos otros que viven en las cavernas de mi alma.
He sido tantas veces vencido que el recuerdo de las derrotas lastra incluso los días de victoria. Esas sombras que presagian lo que más temo.
Pero, ahora que lo pienso, sigo aquí. Sigo en pie, con mis desgarrones y mis heridas. Ahora que lo pienso, aunque he sido derrotado, nunca, jamás, me he rendido. Mis enemigos de dentro siempre tuvieron que tomarme al asalto. Siempre supieron que deberían pagar un alto precio para adueñarse de mi. Y sí, ahora que lo pienso, ellos tienen tanto miedo como yo.
Porque prefiero ser menos pero ser entero.
Porque prefiero arroparme en el niño que esconderme detrás del viejo.
Porque aunque me llenen los ríos más amargos nunca dejo de mirar al cielo.
Porque, qué extraño, soy capaz de llorar y reír al mismo tiempo.
Porque sé quién soy, sé lo que quiero.
Porque tengo un camino que no entiende de veredas ni de torceduras.
Porque soy ciego al halago y mudo ante el desprecio.
Ahora sé que me tienen miedo mis fantasmas porque no les debo nada, porque nada les he pedido.
Que es mejor andar suelto y roto que firme y esclavo. Y si no lo es, nada puedo hacer. Mi corazón elige por mí.
Que guardo tanto amor como ira pero la segunda me amarga el gusto, me demuda el corazón y me deja vacío. Mientras que el amor me da esa pizca de aire que solo necesito para levantar el vuelo.
Yo soy hombre de orilla y horizonte amplio.
No nací en una jaula, ni siquiera de oro.
Que tengo manos, y pecho, y piernas y ojos. Para ir donde quiero, para ver cuanto deseo, para sentir cuanto puedo.
Hoy he salido victorioso.
Mañana vuelvo a la lucha.

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