miércoles, 7 de septiembre de 2011

¿Podría pasar?



Leo a través de una amiga la noticia de que una enorme eyección solar se dirige a la tierra y amenaza seriamente las comunicaciones provocando interferencias, zonas de sombra y dañando los aparatos receptores y emisores.

Eso me ha dado que pensar. Imaginemos que llegase a ocurrir (parece que es poco probable) que de repente se abriera en nuestro Mundo un enorme paréntesis de silencio. Sin m´´oviles, sin teléfono, sin internet, ni blogs, ni redes sociales, sin televisión y sin radio, sin gp's, sin radares, sin balizas...Vayámos un poco más lejos en nuestra apocalíptica puesta en escena y pongamos, por caso, que se colapsaran también las centrales energéticas y se cortase el suministro eléctrico.

De repente no podríamos ponernos en contacto con alguien lejano, aunque claro, ya que utilizamos el móvil para mandarnos whashaps con el del asiento de al lado, o con el vecino, la parte positiva sería que mientras compartes comida en un restaurante ( a la luz de un camping gas, eso sí...se ha ido la luz, recordad), tu interlocutor tendría que mirarte a la cara y dejar la jodida blacberry, y que en el caso del vecino tendrías que molestarte en llamar a la puerta y decirle en persona que no te funciona la webcam.

Otro problema serio sería que no podríamos enviar e mails con cadena de reenvío bajo amenaza de maldiciones y plagas bíblicas si no lo haces en diez segundos, pero la parte positiva sería que ese contacto pesado que no te atreves a borrar (porque es un poco psicópata y puede molestarse) dejaría de inundarte el correo con videos pornográficos de mal gusto, o con imágenes encantadoras de hadas y cachorros de todas las especies habidas y por haber. Un efecto secundario positivo sería que de repente volveríamos a escribir cartas, evidentemente de nuestro puño y letra. Al principio costaría reeducar la muñeca, orientar adecuadamente las frases y no confiar en el corrector ortográfico de Word (si es que alguien lo usa), descubriríamos entusiasmados que existen los diccionarios para buscar palabras, y que para usarlos es necesario recordar el alfabeto (qué recuerdos tendríamos de aquellos tiempos de parvulario recitando la misma letanía cada mañana, desde la A a la Z).

Por supuesto, internet dejaría de funcionar, y no podríamos maldecir al servidor ni aporrear el roter por dejarnos colgados en medio de un chat superinteresante acerca de los caracoles de alta montaña en Ruanda que cierta ONG pretende salvar enviando millones de firmas digitales a sus gobernantes. No tendríamos Wikipedia para cortar y pegar, ni esos enlaces con frases ingeniosas que por apócrifas hacemos pasar como nuestras para quedar super bien en el muro del Facebook con nuestro consejo mañanero, esperando racaudar un millón de me gusta. Sentiríamos el temblor del yonky en pocas horas al comprobar que no podemos conectarnos en nuestra red social favorita, ni leer MARCA.COM, ni joder a la SGAE bajando música y pelis (los libros todavía no se estilan) a todo tren. No sabríamos que pasa con el 15M, ni en Siria, ni en Libia (acaso lo sabemos ahora?) ni podríamos ver videos manipulados en Youtube para uso del consumidor convencido. Pero, por contra, tendríamos que buscar aquella vieja agenda donde anotábamos las direcciones de los amigos antaño, y acaso apañárnoslas para visitarles y tomarnos una cerveza (caliente porque, recordemos, no hay luz); si pretendiésemos saber algo devberíamos recuperar los viejos tomos de la enciclopedia ESPASA que el abuelo orilló al fondo del altillo. Entonces veríamos acojonados que Rusia era antes la Unión Soviética, que el Pisuerga pasa por Valladolid, y que Gibraltar hace mucho que dejó de ser español. Hasta podríamos buscar en un viejo Atlas del Círculo de Lectores un mapa del magreb y situar a Libia o del Medio Oriente y situar con el dedo a Siria y saber que limita, nada más y nada menos, que con, entre otros, Israel. Y ya puestos, como no podríamos ver la tele ni siquiera online, no nos quedaría más remedio que recurrir al viejo truco de leer novelas ( y en casos extremos de escribirlas). Pero mirad la parte buena. Nosotros nos jodemos, pero la bolsa deja de funcionar, los especuladores bursátiles pierden sus ahorros virtuales, el IBEX se desploma (esta vez para no levantarse) y en Times Square los gritos llegarían hasta Staten Island, los banqueros a la quiebra, los políticos sin botoncito que apretar en su escaño para reformar la Constitución y sin recibir órdenes de partido, y Esperanza, Mariano, Jose Luís, Gaspar, Arturo y tantos buenos amigos, no tendrían un micro para seguir impartiendo al pueblo su ponderada sabiduría diaria en los noticieros matutinos...Así que los chicos del 15 M podrían seguir a lo suyo, a la charla y al debate sano, a pintar pancartas y llenar las ciudades y los escaparates, y a poner delante de la Comunidad dos huertas de lechugas y tomates para doña Esperanza, que se la ve muy pálida a la mujer y necesita hortalizas frescas. A los otros, a los violentos, ya no les interesaría la movida con la poli, porque como no funcionaría YOUTUBE, no habría videos que manipular ni colegas ante los que fardar.

BUFFFFFFFFF...Sería escalofriante ¿verdad?.....Por suerte, mi amiga dice que la mancha solar no alcanzará la tierra, si acaso de rasqui. Pero ya sabéis, si estos días escucháis un leve chirrido en vuestras emisoras o se os cuelga más de lo normal el face, pensad en lo que podría pasar.

(Con cariño y sin mala leche para mis amigos, ellos sabrán...)

Buenas noches

2 comentarios:

  1. uf, lo peor es lo de la cerveza caliente

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  2. No estaria de más, que aunque fuera nos llegara un resquicio. Más que nada por joder a todos los que viven del espanto a costaa de los demás, nutriendose muchas veces de la ingenuidad ajena. Y creo que sería bueno recuperar parte de lo que nos ha arrebatado el progreso.

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