domingo, 28 de agosto de 2011

Al menos una vez



Al menos una vez en la vida he leído un buen libro.

Al menos una vez en la vida he escuchado una buena canción.

Al menos una vez en la vida he visto una buena película, he compartido un paisaje, he viajado a alguna parte extraordinaria.

He conocido al menos a un buen amigo, he amado al menos una vez de manera infinita, he tenido un buen profesor, me han besado como nadie lo había hecho.

También al menos una vez me han roto el corazón.

Al menos una vez he sentido la amargura y el dolor de la pérdida. He conocido el fracaso y también el triunfo, la vorágine y la quietud. He sabido a dónde iba y me he perdido. He visto la luz y la oscuridad. Me he sentido cerca de Dios y en las puertas del Infierno.

Al menos todo eso una vez.

Existen buenas personas, y van caminando a mi lado, aunque no siempre puedo verlas. Son las que hacen que la Existencia avance un poquito más hacia ese todo que todos compartimos. Son las que hacen pequeños milagros con su amor y sus sonrisas, con sus silencios medidos y su fe inquebrantable. Son esas personas que no piden ni esperan nada, que no cuestionan lo que hacen sino que lo hacen, que buscan, crecen, avanzan. Las buenas personas son las que se suman a la corriente de este río que se llama Humanidad, y que hacen del mundo un lugar un poco más cálido y de las vidas de aquellos que les rodean un camino más llano.

En alguna parte, al menos un escritor está escribiendo, una amante está besando, un niño juega en una fuente bajo la mirada de su abuelo; en alguna parte un fotógrafo atrapa el vuelo de una pestaña al parpadear, un músico se enreda en la sinfonía de un instrumento, un mecánico se seca las manos de grasa. En este preciso momento, en alguna parte un preso añora su libertad, un policía lamenta su encierro, un hombre llora en la sepultura de su esposa, dos mujeres se besan sin importarles el que dirán, unos delfines siguen la estela de un barco en el mar, un minero emerge al cielo y puede respirar. En este preciso instante mil estrellas se apagan para que otras puedan nacer. Todo sigue el flujo del Universo, la secuencia de las mareas que vienen y van. Las buenas personas, son las que conectan nuestra corriente con esa Verdad.

Lo otro, los otros, son polvo en el camino que hay que olvidar.

Allá dónde vaya cuando ya no esté, les pienso contar, que Existe un maravilloso océano que llamamos Humanidad. Y que al menos una vez, yo pude Vivir.

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