lunes, 22 de agosto de 2011

Pensar y Sentir



Descartes encontraba en el acto de Pensar la justificación de la Existencia. Y yo he pasado mi vida pensando porque pensaba que así Existía. Pensar en todo lo que me rodeaba, pensar en lo que no conocía, pensar... Pensamientos contradictorios casi siempre, pensamientos que me encadenaban, teorizar antes que sentir. Deglutir cada experiencia, cada acto para convertirlo en algo racional. Y de repente, los pensamientos se convirtieron en una pesada cadena que me atrapaba cuando, olvidando a Descartes, pretendía volar.

Con el tiempo me he dado cuenta de que no sé mucho más de mí mismo ni de los demás, apenas tibios reflejos que nuestros actos y nuestras palabras dejan entrever, nunca del todo, nunca sincero por completo.

El pensamiento es empujado por la razón, y la razón por la conveniencia, y la conveniencia por lo que nos han enseñado para sobrevivir.

Pero ¿qué es sobrevivir? ¿Qué está bien y qué mal? No son preguntas retóricas. Me las hago de verdad, y no soy ningún relativista.

He aprendido que soy feliz cuando estoy en silencio, o cuando me siento en la orilla del mar, o cuando me pierdo en los ojos de alguien...Y sé porqué me sucede: porque no pienso, y es entonces cuando dejo rienda suelta al instinto, a la emoción, al sentimiento.

Nuestro cerebro no es más que un laberinto lleno de callejones tapiados si no lo alumbramos con la fuerza indómita del corazón. A través de ese puente entre ambos cruzo ahora despacio hacia mi "yo"de verdad, hacia el "nosotros". Hay quien dice que el alma humana es un entelequia, tal vez. Pero yo siento que algo dentro de mí grita de felicidad cuando salgo al jardín por la noche y miro el cielo preñado de estrellas. Sé que soy parte de este Universo, sé que todo está bien cuando no me cuestionoel porqué. En ese camino oscuro y turbio hacia esa Verdad la mente y el corazón son las únicas antorchas que pueden guiarme.

Hoy sé lo que está bien y lo que está mal, y no necesito pensarlo. Cada día un pequeño regalo cae a mis pies, un pedazo de ese Universo, apenas una brizna de fantasía, y antes pensaba demasiado y cuando quería recoger ese regalo, ya se había esfumado. Ahora sé que lo único que debo hacer es tomar lo que se me da, y dar las gracias. Eso es la felicidad, un instante que se repite contínuamente y que sólo yo puedo estropear.

No me espantan mis deseos, no me culpo por desear, por estar tan loco de creer en mis sueños. No pienso si los labios que beso son los que debería besar, sino si tiemblan como los mios al tacto de nuestros alientos. No hay culpas, ni daños, ni mentiras, ni autocompasión si dejo de pensar y me pongo a sentir. Si mi corazón late le hago correr, si mis manos quieren tocarte los dejo volar, si mi cuerpo tiembla entre tus piernas me dejo naufragar.

Atrás queda el ruido, la confusión, la niebla de la culpa, las convenciones y la moral. Existir no es pensar. Existir es Vivir, sin más. Todo es tan frágil, todo tan efímero, que me gustaría que al morir no quedara nada por lo que echar la mirada atrás con nostalgia.

Sí, sé que moriré agotado de tanto vivir, pero lo haré con una sonrisa, no con pesar.

Tolstoi escribió: El secreto de la felicidad no consiste en hacer lo que uno quiere siempre, sino en querer siempre lo que hace.

Amén.

Buenas noches

1 comentario:

  1. Pienso que la vida debe de regirse por instinto más que por la razón, La razón la mayoría de las veces tan solo nos ofrece barreras que limitan nuestro deseo de vivir lo que realmente queremos.

    ResponderEliminar

Datos personales