viernes, 16 de septiembre de 2011

Caminos



En el horizonte de sus ojos entornados empieza el camino, y se pierde hasta la curva que los raíles trazan como en el aire, perdiéndose entre los jirones de la niebla.

Sueña sentada en su maleta de madera con verle aparecer, la mirada se le ha secado de tanto esperar, ahí, acodada en la esquina de los minutos, contando cada segundo que falta para la eternidad.

Ella soñó este sitio, cuando aún no tenía nombre, por eso está aquí, con su pelo aplastado contra la frente y su respiración entrecortada. Aquí es donde tiene que volver a empezar todo. En esta estación de tren, en este día de invierno, en este instante congledo en el aire. Él vendrá, tiene que venir, ella lo sabe, lo ha visto, lo ha soñado. Aparecerá con sus cabello de furia entre la borrasca colgando el petate desgastado de un hombre, la mirada fija en ella, las estrellas en un bolsillo, las esperanzas en el otro. La cogerá de la mano, cargará con su vieja maleta y subirán a ese tren. No importa cúal, no importa el destino. El vendrá y el fuego de sus ojos allanará todos los caminos, aplazará todos los miedos, concentrará en un suspiro todos los deseos.

El vendrá a buscarla y traerá en la sonrisa mordida el nombre del Destino.

Pasan las horas, y los días, y las semanas. Psan los meses y pasan los años, y su esperanza se seca como una piedra en el desierto, se parte en crujidos diminutos aunque sigue ahí, aparentando la solidez que únicamente desminete un soplo de viento. Él no ha venido, nunca llegó, y si lo hizo ella no lo vio por culpa de tanto mirar.

Otros camnos se van abriendo con la primavera que deshace el hielo sobre las vías del tren. El sol coge en sus manos el visillo de niebla y muestra a sus ojos cansados el verdor del mundo tras aquella curva por donde él debió aparecer y nunca llegó. Ya no quedan ni siquiera sus huellas en la nieve, sólo una vieja libreta tirada en alguna parte con cartas de amor que nunca llegaron a ser enviadas.

Suena el silbido de un tren que no para en esta estación. Un tren que busca su propio camino al que ella ya no puede subir. Se le fue la vida en el sueño...y es hora de despertar.

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