lunes, 13 de mayo de 2013

¿Por qué leer Respirar por la Herida?

Querido desconocido X,
Me haces en tu mail una serie de preguntas con la vocación de encontrar en mí respuestas ( no todas las preguntas tienen ese afán de ariete; al contrario, muchas simplemente sirven como afirmaciones camufladas, supongo que eres consciente).
No sé si estoy en disposición de contestarlas. Cuando tengo un interrogante delante planteado por otros, a veces me embarga esa sensación extraña y un tanto desapacible frente a las verdades absolutas. Yo no tengo verdades, más allá de las propias. Y mis certezas me sirven a mí para enraizarme con fuerza cuando sopla el viento en contra. Aún así, con los puntos suspensivos que se deberían añadir a todas las opiniones, creo que puedo contestarte a las que me atañen.
Me sorprende, y me hace sonreír con sinceridad que me preguntes, por ejemplo por qué deberías leer Respirar Por la Herida, y me pides que me posicione con respecto a La Tristeza del Samurái. Y esta pregunta, como todas las preguntas que sirven para hurgar en las convicciones, me hace pensar en el uso que damos a las palabras, el modo en que formulamos nuestras ideas. No creo que debas leer Respirar Por la Herida, el imperativo en la literatura es casi como una cadena, un dogal. Y tal vez, esa pregunta encontraría respuesta en ti mismo, y no en mí. Puestos a jugar, podría preguntarte yo ¿por qué no leerla? Ya ves, querido desconocido X, que así podríamos ahorrarnos las tan sobadas afirmaciones, adjetivaciones y otros en pro o en contra.
Me dices que has oído que es una novela densa. ¿Y eso es algo que debe sumar o restar? La densidad es un valor de la materia, cuando una sustancia es densa )no necesariamente espesa) tiene contenido, vigor y naturaleza casi sólida sin dejar de ser líquida. ¿Es así Respirar por la Herida? Río de lava, que quema y que fluye cuya vocación es solidificarse para permanecer, dentro de ti. Tú eres el paisaje de esta novela. Intensa es una palabra que me gusta más. Intensa es La Tristeza del Samurái, ciertamente, como un puño directo a la boca del estómago. También es intenso ese río que fluye en Respirar por la Herida, de otro modo, como esas partículas que entran en nosotros lentamente, despacio, hasta adueñarse por completo de nosotros.
Por supuesto, esto es una opinión y le añado los puntos suspensivos.
Yo no puedo decirte porqué leer Respirar por la Herida. Puedo decirte porqué la escribí, porqué elegí el camino difícil, porqué prevalece en todas mis novelas mi visión de la vida y de la condición humana. ¿Pesimista? En absoluto. En este tiempo que vive de espaldas a la realidad, el sufrimiento y el dolor están mal vistos. Me dices que ya hay suficiente tristeza en el mundo, y yo te respondo que es cierto, y que eso no cambiará por más que escondamos la cabeza debajo del ala. Respirar por la Herida es profundamente optimista, porque no niega la realidad (mi realidad), la muestra descarnadamente, sin artificios (aunque comprendes que es necesaria una trama y una visualidad) y aún así, el ser humano resiste, persiste, insiste en su lucha por Ser. De nada sirven los edulcorantes. Lo que cuenta es desnudar la realidad. Y a partir de ahí cambiarla.
Por supuesto, tú puedes elegir entre los miles y miles de títulos que se publican en este país. Respirar por la Herida solo es una brizna que se aferra al suelo para no perderse en la inmensidad.
Pero no creo que sea bueno hacer comparaciones. Cada escritor tiene su voz, y cada lector su gusto. Comparar con referentes tan dispares no te ayudará a decidirte.
Al final, lo único que, modestamente, se me ocurre aconsejarte es que te dejes llevar por tu instinto, y no por modas o grandes pilas de libros. Más no siempre es mejor.
Si te decides a entrar en este universo que yo te propongo, te garantizo una cosa. Sentirás que ha valido la pena desnudarte por una vez frente a tu espejo. Quizás no quieras repetir.
Quizá no puedas evitar hacerlo.
Termino con el tema de la portada. Me alegra que te guste el título y que conozcas a Lucien Freud. Pero en mi opinión, lo inolvidable de esta novela está en sus palabras, en su interior. En lo dicho, sí, pero sobretodo en el poso de lo que pretende decir.
Sé que no te aclaro mucho. Así es la Vida. Escuchamos, pero somos nosotros quienes tomamos nuestras propias decisiones.
Ya me contarás.
Un abrazo.
Víctor del Arbol

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