viernes, 23 de diciembre de 2011

Villancico

Y ahí va subiendo pr la vereda la mujer con sus años a cuestas, y detrás la chiquillería que le ha robado la vida.
Anda ella con sus ojos verdes clavados en las alpargatas ontando la distancia de un paso al siguiente, arrastra una bolsa de comida, de legumbres, de turrones, hasta una botella de Cava le dieron en la parroquia.
Qué buena es sor Mercedes, qué bueno es monseñor Pedro.
Qué buena es la gente.
Anda detrás los chiquillos cantando, improvisaron una zambomba uno, una pandereta el otro, y el tercero que no sabe improvisar sólo sonríe con sus dientes mellados (qué feos los niños a la edad de mudar la piñata) y da palmas desacompasadas.
Ya vienen los Reyes, cantan, ya el aguinaldo...Y llevan con su voz la lumbre que espanta la noche, mientras suben detrás de su madre la cuesta, recogiendo sin que ella lo sepa sus penas con su canto.
Se cae la noche muy deprisa entre los desgraciados. Abajo, en la ciudad de los señores que votan la electricidad lo da todo bonito, la Navidad brilla más allí que aquí, con sus adornos y sus arbolitos.
Ya llega la muchacha madre con sus chiquillos hijos a la vereda de su chapa de calamina, de sus cuartos de cartón y chatarra, ya llegan y vienen anunciándose con el villancico, a Belén Pastores, a Belén Chiquillos, y cantan con la garganta a voz en grito para espantar a las ratas y que se vaya despertando el tío Vivo. Dicen que es un padre, pero eso lo dicen los vecinos. Un padre no deja que la navidad pase de largo ante su ventana sin postigos.
Hay aquí un cabo de vela de cuando cortaron la luz la última vez los del Ayuntamiento. Hay también un fogoncillo y una fuente cerca. Qué buena es la gente, qué buena la Vida, que todo lo presta.
Y la madre niña frota las orejas de sus niños con un trapo hasta dejarselas rojitas, que a la misa del Gallo se va pobre pero mudado, y escondiendo el dedo gordo del pie en el agujero del zapato, que al niño Jesús no se le ofende con miserias, que bastante tiene el pobre crío, nacido en un pesebre y rodeado de romanos.
Y canta el monseñor que Jesús era un niño rico, porque siendo pobre estaba con los suyos. Y se agarran los chiquillos a su madre niña y dicen que sí, cuando cantan el villancico Santa Nit, Plácida Nit, y en catalán es lo mismo que en español y en chino.
Y duermen los niños en la misma cama, arropados con la misma manta y los guarda el sueño el velo del mismo angel, los ojos verdes de una madre que ya no tiempo de ser niña.
Y los mece y le pide a Dios que nunca se les olvide cantar un villancico en Nochebuena. Porque si eso pasa, si ese silencio llega a su mesa, será que se les ha comido para siempre la pena.
Ahí abajo, en la ciudad de losricos suenan los petardos de fiesta, los coches oficiales con cristales tintados, las burlas de los dirigentes, las protestas de los afectados.
pero en esta casita de aire, duermen tres niños abrazados por su madre mientras se consume el cabo de una vela.

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